sábado, 23 de diciembre de 2006

Mi vida es un nickname

¿En qué piensa la gente en el momento en que va a elegir su "nickname" (apodo, en inglés)?
Los orígenes de exponer nuestras vidas privadas, nuestros sentimientos, o incluso, nuestras ganas de ir al baño en nuestros Nombres para mostrar, son desconocidos. ¿Será, talvez, un impulso que se revela gracias a la incomodidad de los humanos con sus aburridos nombres? ¿O será una prueba de que todos podemos hacernos poetas de un día para otro con una buena ADSL? No lo sé. Lo que sí puedo asegurar, es que los nicknames son cada día más escandalosos, y nadie hace nada para detenerlos.

En algunos casos puede resultar interesante y hasta útil, que ciertos familiares o amigos nos estén informando acerca de sus vidas (Ver: "Te amo Romi, no me dejes nunca"), en el supuesto caso de que una nueva pareja se demuestre ante la sociedad.
Aunque ésto también podría resultarnos en contra, en el caso, hipotético pero probable, de que la persona con la jugosa noticia, deje de sorprendernos, y sea sólo esa primicia que leímos en Clarín.com a las dos de la mañana y releemos sin ningún interés en el matutino de papel.
Las conversaciones de la vida cotidiana, monótonas y aseguradas, perderían esa chispa que nos regalan las viejas chusmas, o los parientes mejor informados:

- ¡A que no sabés cuál es la pareja del momento!

- ¿Caro y Manuel?

- ¡¿Quién te dijo?!

- ¡Él puso que la ama desde anoche! Y ella le contestó apenas se conectó, muchísimo más eufórica, por cierto.

¡Diálogos como estos deberían estar prohibidos! ¡La vida no es así! Todos cumplimos un papel, un rol en la sociedad, no podemos ser todos chusmas, o en todo caso, estar tan informados.
¿Qué sería de las chusmas de verdad?

Pero el asunto de los nicknames no termina ahí, porque detrás de esta consipiración contra las señoras de bata, hay un grito de auxilio, y una suerte de poesía.
Así es, damas y caballeros, lo que falta explicar es que los apodos de la gente no sólo revelan romances o desengaños, también podemos encontrar interesantes facetas de la personalidad, estados de ánimo, poesía de cuarta, visitas al oftalmólogo, gustos musicales, recetas de cocina, breaking news, y un sinfín de curiosidades que van desde lo patético hasta lo filosófico.

Pareciera que las personas no se conforman con que su abuela cumpla un año más en la tierra, necesitan informarnos a todos de ésto, pero contradictorio a su dedicatoria, la nana nunca tocó un teclado en su vida, y probablemente preferiría un par de pantuflas a que, su nieto de nueve años, le dedique el espacio de su Nombre para mostrar decorado con cajas con moño, tortas y algún que otro avioncito bastante fuera de lugar.

Pero para resumir el primer post del 2007 (*) les dejo un par de nicknames interesantes, por lo menos para mí, con el afán de que me encuentren la razón cuando escribo mi nombre junto a un simpático caracol en mi mensajero natal.
Los mensajes de abajo son medianamente inventados, basados en la realidad, pero tomados a la perfección, prosiguiendo con la ortografía semianalfabética que podemos encontrar en cualquier banco de plazoleta:

"- Leo =) Sos lo mEjor que me passsho en la vidaaa! // =$ jajajajaj"

"- Vuelvo en dos minutos...le fui a dar de comer a mi perrro!!! =S"

"Te extraño amor!! volvee rapido =S ....esta noche asadito en lo de PATO"

"ME DUELE LA MUELAAA!!"

" RO ---- cambiandome------"

" Mañana a conocer a los suegross...mmm...que nochee!"

" La vida nos da muchas oportunidades para crecer y mejorarnos, gracias Matu por hacerme volver a la vida"

"SiEmPrE Me EChAn La CuLPa A miii..!!! AguANtE RAcInG!!"

" gOnzalO -- Durmiendo"

" PABLITO -- Durmiendo"

" Nacho--- Me fui a dormir -- dejen msj"

" Me fui a comprar papas fritas ... LU"

" **** Si me necesitan manden un msj****"

lunes, 20 de marzo de 2006

Mute

Cuando Mauro les propuso a los chicos que salgan de Tucumán una semana, todos coincidieron en que era lo mejor para relajarse. San Martín había perdido los últimos tres partidos y tenían ganas de salir de putas o de viaje. Por alguna extraña razón eligieron conocer Catamarca a pasar esa noche con “las chicas de Carola”.
El Turco y Guille ya conocían la ciudad y tenían algunos amigos. Mauro manejaba el 128 y Mateo hacia de copiloto.
Todos sabían que el viaje iba a ser un poco duro, ninguno de ellos era una de esas personas que les gusta tirar conversaciones o contar chistes. Ellos eran cuatro carilargas que sólo iban a la cancha y a las putas. No tenían ninguna opinión de ningún tema, ni gustos musicales. Pero así se entendían, y se respetaban.
El Turco, de vez en cuando, veía una película o charlaba de política un rato con su otro grupo de amigos.

En algún lugar de la carretera frenaron a mear. El Turco se dio cuenta que Mateo estaba raro, más allá de la depresión que todos tenían, Mateo estaba nervioso.
-¿Te pasa algo, boludo?- le preguntó el Turco sin pensar demasiado en la respuesta, casi como una formalidad.
-No, estoy bien. Esta racha me tiene preocupado, nada más - respondió Mateo mientras terminaba de mear.
El Turco se dio cuenta de que no era ese su único problema, pero lo dejó tranquilo y se acercó al auto.
-¿Un matecito, Turco?- le ofreció Guille.
-No, gracias. Sigamos un poco más, ya tomamos una coca en la próxima estación de servicio.- dijo el Turco.
Mauro encendió el auto y siguieron por la ruta. El camino parecía eterno y el silencio no ayudaba. El único sonido que se sentía era el del baúl que no cerraba del todo


A mitad del camino Mateo empezó a hablar un poco:
-De verdad chicos, yo valoro mucho nuestra amistad -explicó mientras se rascaba la cabeza- Ustedes son como mi familia.
Los chicos empezaron a mirar raro, no era para nada común en el este tipo de actitud, en realidad, en ninguno de ellos. Es más, todos se pusieron a pensar que nunca se decían lo que sentían.
-No te pongás sentimental, boludito!- respondió el Turco en tono de broma - ¿O necesitás que te digamos que te queremos?
Emitieron algunas carcajadas y Guille le palmeó un poquito el hombro desde atrás.
-Tengo que decirles algo chicos-, insistió Mateo.
Mauro empezó a prestar más atención a la conversación y se tragó un pozo de la ruta.
-Yo nunca les quise decir a ustedes, pero esto es muy importante para todos.- dijo Mateo con una cierta inseguridad.
-¿Qué te pasa, loco? Contá.- respondió preocupado Guille.
-Yo, en realidad, soy hincha del Atlético.- dijo intranquilo - Siempre lo fui.

Guille se agarró la cabeza como si hubiera escuchado la mas grande de las traiciones. El auto pasó de estar silencioso a estar en “mute”.
Mauro, en cambio, parecía tranquilo, pero también parecía pelotudo. No había ninguna cosa que le pudiera importar más que ésto. Mientras miraba por el retrovisor y se rascaba la barba, tiró la mitad del cigarrillo encendido por la ventanilla y frenó de a poco el auto.
-Bajate Mateo, por favor.- dijo Mauro con mucha convicción.
-¡No seas boludo Mauro!- Protestó el Turco.- No lo podés dejar acá, en el medio de la nada.
Guille se quedó mudo y agachó la cabeza. Mateo entendía la situación y de algún modo sentía que se lo merecía.
-Dejá Turquito, está bien- dijo Mateo mientras abría la puerta despacio.


Los miró fijamente a todos y se bajó. Tal vez cuando vuelvan no estén tan calientes. Nunca fue muy bueno para hacer amigos.

lunes, 30 de enero de 2006

Yo digo lo que escuché nomás...

María del Carmen: No te puedo creer, Estelita. No pasó ni un mes de lo del Cholo y ya me venís con esto.
Estela: Para mí fue tan repentino como para vos.
María del Carmen: Pero escuchame, la semana pasada estaba comprado manzanas en la verdulería del negro. Me contó que estaba la hija en su casa por unos días, se lo notaba tan feliz.
Estela: Siempre es el que menos te imaginás.
María del Carmen: ¡Uy! ¿Cómo estará la nena?
Estela: ¿Vos sabés con quién está de novia, no? El hijo de Ramirez, el más grande.
María del Carmen: ¡No puede ser! ¿El más grande? ¡Pero si es un delincuente ese!
Estela: Y que no te extrañe que esté embarazada, eh. ¡Ojo!
María del Carmen: Como vas a decir una cosa así. Estamos en la vereda, Estela. Más cuidado, por favor.
Estela: Sí, no me di cuenta. Aunque acá ya están todos sordos....
María del Carmen: Esperá que ahí pasa la hija de Mirtita.
Estela: ¡Qué gorda que está!
María del Carmen: Sí. Yo la veía de chiquita nomás, ya era rellenita. No soltaba el helado.
Estela: Y tiene a quién salir. La Mirta se puso flaca por la enfermedad, en estos últimos años. Vos te acordás lo que era antes. Igual de glotona que el otro atorrante, ese colorado... ¿cómo se llamaba?
María del Carmen: El Nicolás.
Estela: ¡Nicolás! Ese si que es un buen chico. El único que estudia de verdad.
María del Carmen: Pero no te creas tanto che, te cuento, el Nicolás se empezó a juntar con los chicos Montaner. Mirá, para mí, se anda drogando.
Estela: Que vieja chota que sos María del Carmen, te encanta hablar mal de la gente. ¿Cómo se va a drogar el Nicolás?
María del Carmen: Yo digo lo que escuché nomás, como lo del Tito.
Estela: ¡¿Qué escuchaste del Tito?!
María del Carmen: ¿No sabías? ¡Le mete los cuernos a la esposa con una chica de treinta años!
Estela: ¡Pero que se cague! Después de todo lo que le hizo ella, que esperabas.
María del Carmen: Pero eso fue hace mucho, nadie se acuerda de eso, che.
Estela: Mmm..mirá eso, mirá, vecinos nuevos. Bueno, eso parecen.
María del Carmen: ¡Ay! ¡Y yo con esta facha!
Estela: Dejá, dejá... no creo que les importe. Mirá, una parejita moderna.
María del Carmen: ¿Son dos chicos? Deben ser hermanos..
Estela: ¡Que van a ser hermanos!. Son pareja, estoy segura.
María del Carmen: ¿Tenés algo que hacer esta noche?
Estela: No. ¿Querés que nos juntemos?
María del Carmen: Dale, te llevo el termo que te dejaste el otro día.
Estela: Bueno, muchas gracias.
María del Carmen: Saludos a Vicente. Venite como a las seis que ahora me voy a misa.
Estela: ¿A misa? ¿Con el padre Gabriel?
María del Carmen: Si, ¿por qué?
Estela: ¡Ah! Vos no sabés lo del padre Gabriel...